El Mole Oaxaqueño es un platillo emblemático de la gastronomía mexicana, y específicamente de la región de Oaxaca. Es conocido por su complejidad de sabores y la riqueza de sus ingredientes. Se trata de una deliciosa y sabrosa salsa espesa que se sirve tradicionalmente sobre carne de pollo o pavo, aunque también puede acompañar otras carnes, como cerdo o res.

Es un platillo profundamente arraigado en la cultura y tradición de Oaxaca. Es comúnmente servido en ocasiones especiales y festividades, como bodas, fiestas religiosas y celebraciones familiares. Además, su elaboración artesanal ha sido transmitida de generación en generación, convirtiéndolo en un símbolo de identidad y orgullo para los oaxaqueños.

Es un atractivo turístico por excelencia para los viajeros que visitan Oaxaca. Muchos restaurantes y fondas en la región ofrecen este exquisito platillo, brindando a los visitantes la oportunidad de degustar y experimentar la diversidad de sabores y texturas que ofrece esta obra maestra culinaria.

Ingredientes:
El Mole Oaxaqueño se elabora a partir de una mezcla de chiles secos, como el chile mulato, pasilla y ancho, que le aportan un sabor ahumado y ligeramente picante. También lleva especias como canela, clavo, comino y pimienta, además de frutos secos como almendras, cacahuates y nueces. Una de las características más distintivas de este platillo es la adición de chocolate de mesa, que le da un toque agridulce y cremoso.

Proceso de elaboración:
La preparación del Mole Oaxaqueño es laboriosa y requiere tiempo y dedicación. Los ingredientes son tostados y molidos para obtener una pasta espesa que luego se cocina a fuego lento junto con caldo de pollo hasta que adquiere su consistencia y sabor característico.

Variedades: Existen diferentes variedades de Mole en Oaxaca, cada una con sus matices y particularidades. Algunas de las más conocidas son el Mole Negro, el Mole Coloradito, el Mole Amarillo y el Mole Rojo, cada uno con sus propios ingredientes y técnicas de preparación