La inauguración del Orient-Express en 1883 marcó un hito en la historia del transporte ferroviario. Este icónico tren, famoso por su lujo y elegancia, conectaba inicialmente París con Estambul, atravesando varios países europeos en el camino. Una de las características más distintivas del Orient-Express fue la introducción de los coches-cama, que permitían a los pasajeros realizar viajes largos sin necesidad de detenerse para pasar la noche en un hotel.

Estos coches-cama ofrecían un nivel de comodidad sin precedentes para la época, con compartimentos privados equipados con camas, muebles elegantes y servicios de primera clase. Esto revolucionó los viajes de larga distancia al permitir que los pasajeros disfrutaran de un alojamiento cómodo y seguro mientras cruzaban continentes.

El Orient-Express rápidamente se convirtió en un símbolo de lujo y aventura, atrayendo a una clientela exclusiva que incluía a nobles, celebridades y ricos empresarios. Su fama se extendió más allá de Europa, capturando la imaginación de escritores, artistas y viajeros de todo el mundo.

A lo largo de los años, el Orient-Express ha inspirado numerosas obras literarias, películas y obras de arte, convirtiéndose en un ícono cultural perdurable. Aunque el servicio original dejó de funcionar en su forma original en la década de 1970, su legado perdura a través de trenes de lujo modernos que llevan su nombre y espíritu, manteniendo viva la tradición de los viajes ferroviarios de clase mundial.


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